jueves, 22 de septiembre de 2011

Única de Amadeo Rojo Morientes

Cuando pienso en Lucía irremediablemente he de hacerlo también en Lorena…la razón he de buscarla 28 años atrás, en la camilla de hospital de la señora Leonor.

La rutinaria ecografía de la embarazada que está estirada sobre la camilla  mirando a la pantalla y envuelta en una fría y casi húmeda bata, transcurre de la misma forma que las veces anteriores, la doctora Lidia López explica sus intenciones de montar una clínica privada donde podría experimentar con…¡un momento¡…pasa algo extraño... habíamos hablado de que eran gemelos?, sí es cierto, pero sólo capto un único compás de latidos…

Los meses que siguieron hasta el parto fueron un ir y venir a la consulta, a las tiendas de pre-mamas a devolver la mitad de todo lo que habían comprado, llorar por un solo ojo, y sufrir por un lado del pecho…

Pero, llegó el momento de romper aguas, pasar por el quirófano, llamar a las familias y…descubrir él porque de captar únicamente un solo ritmo cardiaco.

Plas¡¡plas¡¡buaaaaaaá¡¡, buaaaaaaaá¡¡….el llanto de las primeras siamesas unidas por un mismo corazón…cuarenta dedos, dos cabezas, cuatro ojos.. y un solo corazón, un corazón lo suficientemente grande para bombear el doble de sangre de lo normal, pero al fin y al cabo, un único corazón…salvo ese detalle, dos niñas, Lucía y Lorena perfectamente sanas.

De modo que cuando 25 años después, entré en la fiesta de cumpleaños de mi compañera de piso Laura y vi a Lucía( la más bella visión que pudiera haber tenido a lo largo de mi vida) no tuve por más que ver a Lorena( sin otro interés que estar demasiado cerca de Ella)

Durante horas y horas de conversación, risas, miradas, y caricias furtivas a los dedos, mi mente volaba de aquí para allá, un vuelo con una sola y única pista de aterrizaje, mi cama junto a  Lucía, mi Lucía, L-U-C-Í-A.  

Su pasado, su futuro, sus inquietudes, sueños y esperanzas, gustos, defectos, secretos, imaginaciones, alucinaciones, su visión del mundo.. de su mundo, un mundo único y maravilloso, todo lo que me contaba me interesaba más y más, no podía apartar la mirada de sus ojos que, cómplices, me miraban a su vez con un centelleo inigualable. Yo notaba que le gustaba, que le atraía, que esperaba una palabra mía para despedirse de su hermana (que no se levantó en todas esas horas del sofá) y salir corriendo para seguirme, para perseguirme allá donde yo quisiera escapar, a donde yo la guiara, a donde yo la secuestrara y escondiera para mí hasta el fin de las mareas.

Después de la fiesta, una tormenta caía por las calles, inundaba las aceras, arrastraba los coches, agujereaba con un desproporcionado cuentagotas las paredes de las casas, levantaba los árboles desde la raíz con su viento huracanado, ocultaba el Sol que se intentaba abrir paso entre los densos nubarrones, que se hacían fuertes en el cielo mientras dejaban caer su lamento…Su lamento que era el mío y sus rayos  que eran mis maldiciones. Más allá de mí, una apacible tarde alegraba los jardines y poblaba los parques de abuelos con sus nietos, de dueños con sus perros, de risas con sus juegos, de parejas con sus besos.

Lucía sí, se levantó cuando le dije que lo hiciera, pero no se levantó sólo ella, Lorena la seguía  tan de cerca que lo que interpreté como una broma pesada, no fue más que eso, una broma pesada.

Unos días para asimilarlo y un beso en la mejilla. Pero es difícil, muy difícil, cómo podré salir con Lucía si he de salir a la vez también con Lorena?.  ¡¡Lorena, por tu culpa, por tu maldita culpa!!

Tres entradas para la sala 5 por favor…sí eran dos cafés y un refresco…quería una mesa para tres lo más intima posible…no, lo siento solo quedan dos entradas para el concierto…con el 2 x 1 no es suficiente joven…

Lo asimilé, lo intenté y por un tiempo funcionaba, Lucía y yo teníamos los mismos gustos, las mismas aficiones, nunca dejábamos de hablar y de reír, juntos pasábamos las tardes paseando, susurrándonos al oído, acariciándonos…solamente nosotros dos en el mundo, con el único fin de repoblarlo y construirlo de nuevo a nuestro gusto… pero aunque estábamos los dos solos en el mundo, el Sol nos dibujaba tres sombras.

Lorena apenas levantaba la mirada del suelo, no hablaba, no tenía gestos bruscos ni sobresaltos, nada le hacía estallar en una carcajada o en un mar de lágrimas, ni tan siquiera un ahogado estornudo o un silencioso bostezo. Pero Lorena estaba allí, siempre estaba allí.

Lorena estuvo también la primera noche que Lucía y yo nos amamos(sí una habitación doble por favor, sí ya lo sé que somos tres), ella en un rincón de la cama, mientras Lucía(ajena totalmente a Lorena) me declaraba su amor, yo no podía más que corresponderla y sentir que la amaba más de lo que nunca había podido amar. Lorena seguía allí impasible y sumida en sí misma. Lucía se acercó a mí y me dijo que me regalaba su corazón, que era mío…

 Me regalaba su corazón? Esas cuatro palabras se colaron en mi mente, se instalaron y se pasearon por ella sin dejarme pensar en otra cosa.

Su corazón? Pero su corazón no es suyo, no es sólo suyo…Lorena¡¡?? Qué sentía Lorena más allá de su rostro hermético, de sus ojos de maniquí.

Cómo saber si ese único corazón que latía en dos pechos a la vez, que regaba con una misma sangre dos cuerpos, que me había sido entregado por Lucía, no hacía sentir a las dos los mismos sentimientos, cómo saber si únicamente Lucía me amaba o Lorena a su vez lo hacía también en secreto…

Desde aquel momento busqué la mirada de Lorena, siempre dirigida al suelo, intenté encontrar alguna pista, algún gesto que la descubriera, algún signo de enojo o tristeza cuando amaba a su hermana a pocos centímetros de su cuerpo, pero nada, durante el año que hacía que la conocía, no había cambiado su expresión de hielo, ni en los días de más tórrido Sol y pasión entre Lucía y yo. Por más que lo intenté no advertí ni un solo sentimiento por parte de Lorena…y por qué me preocupaba a mí eso, yo odiaba a Lorena, por su culpa, por su maldita culpa no podía tener una relación comme il faut.

Mi historia con Lucía seguía su curso, aquel triángulo amoroso permanecía a flote a lo largo de los meses, mi familia y mis amigos la(s) adoraba(n), sí serán tres cubiertos más esta noche…corta en tres trozos el pastel…nos sobran tres plazas en el coche, os llevamos?…jugamos al tres en raya?…Cada día que pasaba estaba más seguro de lo que sentía por mi amada Lucía y de lo que Lucía sentía por mí, volvíamos a ser dos en un nuevo mundo por descubrir.. de modo que el día que hizo dos años que nos conocíamos…

…me arrodillé ante ella (nadie más existía para mí en ese momento), y le dije:

Lucía, mi único y verdadero amor, te casarás conmigo?

Lucía paralizada no pudo hacer más que girar su rostro hacia el de su siamesa. Lorena ya la estaba mirando antes de que sus ojos se cruzaran, y en ese momento le dijo: Sí, sí quieres casarte.

Llevo 1 año de matrimonio con una persona que no siente nada, es incapaz de saber lo que es el estremecimiento de sentirse enamorado o la emoción de ver a un niño dar el primer paso. Incapaz de sentir nostalgia ante un recuerdo o tristeza ante la mayor de las desgracias.

Cada noche, cuando Lucía y Lorena iban a su casa y estaban estiradas sobre la cama, Lorena le explicaba detalladamente y de una forma tan explícita que casi parecía real, todo lo que el corazón de ambas había sentido mientras estaba conmigo. Lucía compartía corazón, pero nunca pudo disfrutar de él. Vacía por dentro esperaba que como si de un cuento de hadas se tratara, su hermana la durmiera explicándole todo aquello que una de ellas estaba viviendo, pero que sólo la otra podía sentir.  

De modo que yo, cuando pienso en Lucía irremediablemente he de hacerlo también en Lorena, y cuando le digo a Lucía “Te quiero”, he de esperar que Lorena, le susurre al oído la respuesta.

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ilustracion de Garbi KW www.garbikw.com



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